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Cabros de los 80 -- ¡EL BLOG!

sábado, enero 21, 2006

Cámaras fotográficas en los años 80

Cada vez avanzamos más rápido, amigo mío. La tecnología del bronce tardó medio milenio en hacerse común entre las comunidades paleoeuropeas. Las máquinas de vapor tardaron unos ciento veinte años en reemplazar a la tracción animal como medio de transporte. El automóvil reemplazó a los carruajes en unos sesenta años. El cine pasó a ser entretenimiento popular en unos treinta y cinco años. A la radio, convertirse en un fenómeno de masas le tomó un par de décadas. La televisión habrá tardado unos quince años en llegar a una audiencia amplia. Las computadoras personales se popularizaron en diez ó doce años. Los CDs, como mucho, ocho. Internet se hizo popular unos cuatro años después del pistoletazo de salida1. Al DVD, convertirse en el medio de soporte de datos por excelencia le tomó, como mucho, un par de años.

La velocidad es tal que ahora la tecnología de hace más de un lustro parece inconcebiblemente desfasada hoy en día. Tomemos como ejemplo las cámaras fotográficas digitales. En 2001 eran poco más que una curiosidad. Hoy en día son tan populares que ni Kodak ni Fuji/Minolta fabrican cámaras analógicas, y empresas tan emblemáticas como Polaroid no tienen más remedio que diversificar su gama más allá de la fotografía para sobrevivir.

Al volver la vista atrás, nos parece casi inconcebible que la tecnología digital fuera casi inexistente hasta hace bien poco. ¿Me acompañas en una gira nostálgica por lo que fue la tecnología punta para los cabros de los ochenta?

Empecemos por el tope de gama: las cámaras de 35 milímetros. Ese formato era, de lejos, el más popular de los años ochenta, usado tanto por aficionados como por profesionales. Lo más probable es que tu papá tuviera también una, tal vez sencilla, a lo mejor sofisticada, ¿qué más da? Y seguro que él la sacaba y la usaba para inmortalizar aquellas vacaciones, ese cumpleaños, la escapada al campo... La de mi padre era una Canon AE-1 que se compró en 1979, un aparato muy avanzado en su época, la cámara que introdujo la electrónica en el campo de la fotografía. Eso sí, nada de 'auto-focus', sistema anti-temblores o zoom automático. La electrónica únicamente te decía qué era lo que tenías que hacer. El enfoque, la velocidad del obturador, el pulso firme y todo lo demás lo tienes que hacer con tus propias manos. El diseño de esta cámara aún parece vagamente contemporáneo, pero me imagino que para las nuevas generaciones de fotógrafos digitales se ve tan extraño como una cámara 'de fuelle' para mis ojos. Pero ya les llegará la hora a las cámaras actuales.

Todas la cámaras de familia, y especialmente las que usan película, tienen un halo que las transforman en artefactos mágicos a los ojos de los niños, tanto por lo delicada que es la máquina como por el insondable misterio de las imágenes captadas. Dentro de la cámara, en una oscuridad absoluta, las imágenes que el objetivo ha captado descansan, invisibles a la vista, tan frágiles que basta un rayo de luz chiquitito para que se pierdan para siempre. Y cuando uno es cabro chico oye esas explicaciones y de verdad crees que una cámara es un aparato cuya magia sólo puede ser invocada por las manos expertas de un adulto.

Otra de las cosas que van pasando poco a poco al olvido es el ritual del revelado, que también avanzó muchísimo durante los años 80. Si al inicio de la década lo normal era dejar el carrete y volver a la tienda de revelado al día siguiente para recoger las fotos, en el sobrecito de papel que olía a emulsión fotográfica, poco a poco se impusieron métodos de revelado que acortaron el tiempo de espera. Seis horas, tres horas, una hora, treinta minutos... creo que en las pocas tiendas de revelado que aún sobreviven, el proceso no dura más que 10 ó 15 minutos en la actualidad. Las casas de revelado se han reciclado y hoy en día la mayor parte del negocio lo sacan de la venta de cámaras digitales y memorias FLASH, y en vez de revelar carretes, te pasan las fotos digitales a un CD o bien las imprimen en papel. Renovarse o morir.

Claro que las máquinas de 35 mm no fueron las únicas disponibles en los años 80. Estaban, por ejemplo, las Polaroid, sobre todo esas que escupían con mucho ruido mecánico un rectángulo negro enmarcado en cartulina. Dejabas pasar unos minutos y entonces veías, con tus propios ojos, cómo la imagen en el rectángulo iba tomando forma y los colores aparecían gradualmente. Eso sí que era verdadera magia. Lamentablemente las Polaroid eran demasiado caras por aquellos días, y por más atractivas que fueran para los cabros chicos, debido a lo sencillo de su manejo, ese era también un juguete dedicado sólo a los mayores. Aunque a nosotros, cabros chicos, se nos desataba la imaginación: ¿Qué no seríamos capaces de hacer con una cámara que no necesita de la potencialmente vergonzosa visita a una tienda de revelado? Me da a mí la impresión que haríamos exactamente lo mismo que los cabros de ahora con sus webcams. Un cabro siempre es un cabro.

El formato fotográfico ideal para para un cabro chico era el '110'; de hecho, la primera cámara de verdad que tuve fue una Kodak Ektralite 10 que me dejó el viejo pascuero en 1985. Las cámaras de 110 eran sencillísimas de usar y de cargar. Recuerdo que el rollo que me vino con la cámara lo gasté inmediatamente en fotos con motivos bastante estúpidos, pero gracias a esa estupidez, he sido capaz de recordar detalles que se me habrían escapado hace tiempo, como la maqueta del Concorde que tenía en mi cuarto, la forma de la silla en mi habitación, las cortinas, mi colección de 'Tentes', las vistas desde mi ventana... Gracias a las fotos que sobrevivieron, soy capaz de tener un recuerdo nítido del cuarto que ocupé en la casa de Providencia en la que viví a partir de 1986.

Las cámaras 110 eran fáciles de fabricar, adquirir y mantener, y durante su apogeo se vendieron por millones, con todas las formas y colores -incluídas las diminutas minicámaras con cadena de llavero-, por lo que es imposible hacer una lista completa de modelos. De todos modos, estoy seguro que si eres un cabro o cabra de los 80, habrás tenido al menos una 110.

Oh, por cierto, a lo mejor ya no te acuerdas, pero en los años 80 también tuvimos una revolución fotográfica frustrada: las cámaras Disc, lanzadas en 1982 por Kodak. En vez de tener carrete, esas cámaras usaban un disco chiquitito que supuestamente las hacía superiores. Al comienzo las cámaras Disc se vendieron como pan caliente, pero cuando la gente se cansó de sus precios relativamente caros, sus diminutos negativos, las dificultades para hacer ampliaciones de calidad y la escasez de sus discos, las ventas cayeron tanto que en 1988 Kodak las sacó del mercado y volvió al formato de 35mm para sus cámaras más populares.

Fue un duro golpe para Kodak, pero la compañía equilibró este fracaso con el impresionante éxito que obtuvo la Fling de 1987, la primera máquina de usar y tirar que se sacó al mercado (ese era el lema de los ochenta, 'usar y tirar'), y posiblemente una de los últimos hitos en la historia de las cámaras analógicas, si dejamos aparte la invasión de electrónica que llegó ya bien entrados los años 90.

Los tiempos han cambiado radicalmente. Ahora, ya no se hay que esperar que te revelen las fotos. Ni tampoco hay que comprar carrtes nuevos, ni fijarse en la fecha de vencimiento de la película, ni enfadarte si una foto sale velada o movida o si a la película le entra la luz. Las cámaras digitales están por todas partes, como aparato autónomo, enchufados al computador como 'webcams', o incorporados a los teléfonos móviles. Los carretes están irremediablemente condenados al baúl de los recuerdos.

Aunque me da pica no ser AHORA un cabro chico y poder hacer las bobadas que con toda seguridad habría hecho sabiendo que mi cámara y yo somos cien por ciento libres de hacer cualquier lesera. Ahora soy demasiado grande para hacer leseras y me aburren. ¡Pucha que tienen suerte los cabros chicos de ahora!




1: Síiii, ya lo séee, Internet se inventó en 1969, pero el empujón definitivo no llegó hasta que el gobierno Clinton lanzó la iniciativa de las superautopistas de la información en 1994.

viernes, enero 20, 2006

Un hecho - El Atentado a Pinochet

Como vimos en un artículo anterior, 1986 sería para el PFMR el año definitivo, en el que derrocarían el gobierno de Pinochet, vengando así el golpe de estado de 1973. El plan, originalmente concebido entre 1984 y 1985 por algunos dirigentes del PC, suponía que para aquel año el desgaste de Pinochet al frente del gobierno y el desarrollo del FPMR iban ser tales, que se estaría en condiciones de ajusticiar al dictador.

La realidad de aquel año fue diferente. Por un lado, el CNI resultó mucho más cruel y eficaz de lo que los frentistas supusieron. El FPMR perdió muchos militantes, algunos de ellos muy difíciles de reemplazar, y el CNI obtuvo mucha información valiosa gracias a las torturas inflingidas a los que tuvieron la poca suerte de ser capturados vivos. Durante 1986, el Frente estaba muy lejos de ser la fuerza desestabilizadora y omnipresente, al estilo del Viet-Cong del 1968, que aquel núcleo duro del PC anhelaba. Las cosas empeoraron todavía más cuando el arsenal de Carrizal Bajo fue descubierto y el Frente se vio privado del material necesario para el levantamiento popular previsto.

Desde el punto de vista político, la situación tampoco les era favorable. La Alianza Democrática, que aglutinaba todos los partidos de la oposición moderada, había inaugurado la vía de la salida dialogada de la dictadura con un apoyo popular cada vez más amplio, aislando al PC y su tesis de acabar con el régimen militar por las armas. Además, el gobierno no acusaba el desgaste de 13 años de poder consecutivo, satisfecho de una gestión ejemplar, según ellos, y la economía se recuperaba paulatinamente de la crisis del 82.

En una posición cada vez más incómoda, sin suficientes armas ni militantes para organizar un movimiento de insurgencia serio, y con un apoyo popular decreciente, el FPMR intentó jugarse todo a una carta. Su intención era "romper el palo mayor del velamen dictatorial", es decir, matar a Pinochet.

En mayo de 1986, el oficial frentista José Valenzuela Levi, apodado "comandante Ernesto", fue encomendado para diseñar una emboscada a la comitiva presidencial, que sería conocida como "Operación Siglo XX". Valenzuela escogió a los militantes más experimentados del Frente -algunos de ellos recibieron adiestramiento especial en Cuba- y se realizó un discreto seguimiento a las actividades y movimientos de la comitiva de Pinochet para marcar el lugar y momento oportunos para la encerrona.

El lugar designado fue 'la cuesta de la achupalla', un tramo de la carretera del cajón del Maipo, frecuentado a menudo por la caravana presidencial por las escapadas que hacía Pinochet los fines de semana a su finca en el Melocotón. En esa zona, la ruta es considerablemente angosta y las vías del ferrocarril de vía estrecha que sube a El Volcán, abandonado por aquel entonces, pasaba justo por encima de la ruta, lo que la convertía en un punto ideal para fuego de desenfilada. La idea era simple: bloquear la comitiva por delante y por detrás y acribillarla con fuego de fusilería y lanzagranadas desde la vía y los vehículos implicados en el bloqueo.

La base de operaciones se estableció en una casa arrendada en La Obra, en pleno cajón del Maipo. A partir del mes de Agosto de 1986, grupos de frentistas reconocieron el terreno y se establecieron en los alrededores de El Melocotón para vigilar los movimientos del tirano. El viernes 5 de Septiembre, posiblemente después de que vieran la comitiva presidencial subiendo al refugio de El Melocotón, se hizo una última reunión en la casa de La Obra, se revisaron los planes, se repartieron las armas y la munición. El atentado tendría lugar cuando la comitiva volviera a Santiago.

Imagínate la tensión de esos hombres y mujeres a lo largo de aquel fin de semana, esperando, convencidos que están a punto de pasar a la historia de Chile como los libertadores de Chile, los que vengaron a Allende, los que acabaron con la dictadura. Los minutos pasan eternos, las horas parecen años. Pasa el sábado lentamente. Pasa la mañana del domingo, la hora de comer, la tarde. Los autos que serán usados en la encerrona están listos. Las balizas que desviarán el tráfico que suba por la carretera, para cortar el tráfico de subida, también. Toda la atención está puesta en el teléfono de la casa de la Obra, a la espera de la noticia de que la caravana está en marcha...

El teléfono suena a las seis y veinte de la tarde con la confirmación: la caravana está en camino. Todos a sus puestos, sólo hay quince minutos hasta que pasen en el lugar de la emboscada.

La comitiva está compuesta por seis autos y dos motocicletas de Carabineros. Pinochet viaja en el asiento trasero del cuarto auto, un Mercedes Benz SEL gris plateado, acompañado de su sobrino. De la caravana, sólo los dos Mercedes están blindados, los autos de los escoltas, no. El ritmo de la caravana se enlentece: la carretera está llena de curvas. Por detrás aparece una camioneta Toyota, que circula a pocos metros de la fila de vehículos.

Están en la cuesta de las achupallas. Faltan veinticinco minutos para las siete.

De repente, un Peugeot 504 Station Wagon con una casa rodante que viene en sentido contrario se atraviesa en la carretera. Los carabineros en las motos son alcanzados por una ráfaga de subfusiles, que también alcanzan el primer auto. De la caja de la camioneta salta un grupo de personas encapuchadas que lanzan una granada LAW al vehículo trasero que explota y arde en seguida. Y otro grupo de encapuchados parapetados en las vías a unos metros de la ruta lanza otro LAW contra el segundo auto, destruyéndolo en el acto. El fuego de fusilería y granadas de mano y propulsadas se intensifica, se concentra en los dos Mercedes Benz de la comitiva, mientras los escoltas, desorientados, se parapetan al otro lado de la carretera y disparan sus armas contra los autos que les bloquean el paso. Los encapuchados en las vías lanzan otro LAW más, contra el auto en el que Pinochet se encuentra, pero la granada choca rebota contra la ventana blindada sin estallar. El conductor de ese auto reacciona, logra salir del atolladero, esquiva los restos calcinados que llenan la carretera y arranca hacia El Melocotón mientras las balas de M-16 rebotan contra el blindaje del Mercedes.



Los frentistas se retiraron de inmediato, enfurecidos, llevando consigo a algunos heridos. Mataron a cinco escoltas e hirieron gravemente a otros diez, pero Pinochet se les escapó entre los dedos, aparentemente ileso. ¡La operación Siglo XX había fracasado!

La noticia saltó unos minutos después, las radios y las televisiones interrumpieron su programación y al comienzo dieron noticias más bien vagas... tiroteo... Pinochet... heridos. Yo me enteré en mi casa, mis papás estaban afuera, y creo que estaba jugando en el jardín cuando de repente Inma, la empleada que teníamos, salió disparada de la cocina a la sala para ver la TV, y gritaba, ¡Han matado al Pinocho! con una sonrisa en sus labios. Al comienzo nadie sabía qué había pasado, pero poco a poco fueron llegando noticias que confirmaban que Pinochet seguía vivo, al comienzo, y luego, que estaba ileso. Unas horas después, el mismo Pinochet apareció, vestido probablemente con las mismas ropas que llevaba en el momento del atentado, mostrando las huellas del atentado en el Mercedes frente a las cámaras de Televisión Nacional. Los diarios salidos el día siguiente ya tenían bastante más información que ofrecer a sus lectores.

El toque de queda se estableció de inmediato, y mucha gente en todo Santiago tembló ante una versión criolla de la noche de los cristales rotos por parte de un CNI enfurecidísimo. Efectivos de Investigaciones iniciaron una operación preventiva en la que detuvieron a varios líderes opositores, entre ellos al actual presidente, Ricardo Lagos. Era la forma de rescatarlos de la violenta razzia que la CNI inició tras la emboscada y que dejó a cuatro opositores acribillados esa misma noche. Originalmente los escogidos iban a ser cinco, para vengar cada muerto que la CNI había sufrido, pero uno de los condenados escapó a última hora.

Una vez mas, como en Carrizal Bajo, hubo una cadena de irresponsabilidades que echaron por tierra los propósitos del FPMR. Por un lado, el material que se les dio a los frentistas eran fusiles M-16 y lanzagranadas LAW, cuando los tiradores habían sido entrenados para usar AK-47 y RPG-7, con propiedades de tiro diferentes. Además, el material no estaba en las mejores condiciones: El LAW que impactó en el auto de Pinochet no estaló. Para colmo, no contaban con la retirada del Mercedes presidencial: no había ningún vehículo designado para una persecución, y ninguno de los tres puentes que debía cruzar Pinochet para llegar a su refugio estaban minados, lo que habría hecho volar al jefe de la Junta Militar por los aires.

Para el FPMR la operación Siglo XX fue un fracaso total. Por un lado, el estado Cubano quedó muy irritado ante la incompetencia de los frentistas -por segunda vez consecutiva, recordemos el fiasco de Carrizal Bajo- y le retiró el apoyo logístico con el que habían contado hasta entonces. Por el otro, la Alianza Democrática condenó enérgicamente el atentado, así como la OEA y los EE.UU. (bueno, en fin, ya se sabe...) Además, el CNI recrudeció su represión contra toda la oposición en general, y contra el FPMR en particular; capturó a algunos de los implicados en el atentado y siguió tirando del ovillo, hasta encontrar a José Valenzuela Levi, el que diseñó la emboscada contra Pinochet... y lo mató, precisamente, en una emboscada, junto con otros doce frentistas en diferentes partes de Santiago el día 15 de junio de 1987, durante la fatídicamente famosa "operación Albania", que volvió a la memoria de todos el año pasado a causa del enjuiciamiento de sus responsables.

Por un lado me alegra el saber que Chile rehúsa olvidar los crímenes y abominaciones cometidos durante la dictadura por tantos elementos de las FF.AA, señal de que el país es lo suficientemente maduro en este momento para encarar el pasado sin miedo. Pero me asombra el ver cómo algunos se empeñan en mitificar a los caídos en la matanza de Corpus Christi como si se tratara de angelitos de vida ejemplar e inocente, cuando a mí me parece que los frentistas habrían hecho exactamente lo mismo a sus rivales. Ahí quedan las armas de Carrizal Bajo como mudo testimonio a sus intenciones.

En serio, si vamos a recordar el pasado para superarlo, vamos a recordarlo ENTERO, ¿ya? Admitamos los errores, condenemos los crímenes cometidos, ensalcemos los aciertos y recordemos la situación en su globalidad. Si olvidamos la historia, estamos condenados a repetirla algún día. Y esto no sólo se aplica a Chile, sino a toda la humanidad.

lunes, enero 16, 2006

El Gran Héroe Americano

Te seré sincero, amigo lector. Nunca me han gustado los superhéroes. No me siento identificado con ellos, en general son demasiado... vacíos, presumidos y prepotentes, con perdón.

Mi escepticismo también se extiende hacia el género escapista, el protagonizado por seres ultra-mega-recontrapoderosos, sea física, intelectual o económicamente, a los que no les cuesta ningún esfuerzo conseguir lo que se proponen. Porque a mí, que soy tan humano, debilucho, de inteligencia mediana y pobretón, me patea el hígado. Mucho. Así que no te voy a ocultar que lo que siento hacia los superhéroes (y derivados al estilo Dragon Ball) es una envidia fenomenal.

Lo que sí me agradan son las sátiras que demuelen el género, sobre todo las bien intencionadas. Y del género de los superhéroes, una de las mejores fue la serie "El Gran Héroe Americano", que se vio en las pantallas de TV chilenas y del resto del mundo a partir de 1981. Superhéroes patosos ha habido por montones, pero de la talla del personaje que encarnó William Katt con su melena rizada, muy pocos.

La historia era bastante sencilla. Unos extraterrestres benévolos bajan del cielo en un OVNI y le dan un traje de superhéroe a un profesor de secundaria llamado Ralph Hinkley para combatir el crimen y la injusticia. Hasta aquí todo bien, si no fuera porque Ralph, torpe por naturaleza, pierde el manual de instucciones y no sabe cómo utilizar los poderes del traje.

A su lucha contra el crimen se une Bill Maxwell, agente del FBI, también testigo del aterrizaje de los alienígenas, y la novia de Ralph, Pam Davidson, que se ven envueltos en todo tipo de situaciones dignas de Buster Keaton. A pesar de todo, la mayor parte del interés de la serie lo protagonizaban los constantes roces entre los personajes, sobre todo, la diferencia entre la idiosincrasia liberal de Hinley y el cínico pragmatismo de Maxwell, aunque la serie también incluía acción y aventura en su justa medida.

"The Greatest American Hero" fue originalmente emitida por la cadena estadounidense ABC para la temporada de 1981, y fue un éxito redondo a pesar de que DC Comics los llevó a juicio más de una vez por lo que ellos consideraban un plagio a su sacrosanto Superman. De hecho, DC intentó evitar que el episodio piloto se emitiera porque, según la editorial, la serie vulneraba sus derechos de autor, e intentaría clausurar la serie otra vez en la segunda temporada.

Para colmo, el 30 de Marzo de aquel año, Ronald Reagan sufrió un atentado a manos de un personaje llamado John Hinckley, un apellido demasiado cercano al del Ralph Hinkley de la ficción. Por ello, la cadena le cambió su nombre a Hanley, aunque se volvería al apellido original en 1982.

La popularidad acompañó a "El Gran Héroe Americano" durante sus dos primeras temporadas. Para 1983, sin embargo, perdió la guerra del ráting contra "El auto fantástico", por lo que fue retirada de la programación de ABC apenas pasados cuatro capítulos. La serie, sin embargo, vivió una segunda temporada dorada cuando fue sindicada y vista en el resto del mundo. Si la memoria no me falla, "El Gran Héroe Americano" se emitió en Chile en horario prime time en 1985, emitido por Canal 13, y luego sería relegado a los 'rellenos' en temporada y horario bajos. tanto el show como su cancioncita se hicieron parte de la niñez de los cabros de los 80.

Pero una serie tan bien hecha es difícil de olvidar, sobre todo para los canales de televisión, ávidos de contenidos que atraigan anunciantes. Por ello, se habló de producirla otra vez en 1986, aunque los productores chocaron con la negativa de William Katt para volver a ponerse el pijama rojo. "(The Greatest American Hero) ha sido el personaje más ridículo que he hecho en mi vida, y no volvería a encarnarlo por nada del mundo", declaró, y nos dejó a todos con cuello.

Los productores entonces reemplazaron a Ralph Hinkley con una mujer y realizaron el piloto de lo que sería el inicio de "La Gran Heroína Americana", pero la cadena se arrepintió a última hora, el episodio nunca fue emitido y la serie no se realizó. Luego se habló de una película que empezaría a filmarse en 2004, pero por lo visto, sólo eran rumores.

Cómo echo de menos ese tipo de programas, tan típicos de ver en la TV de los años 80. Tengo sed de series que sean cómicas, con algo de acción y aventura y no demasiado pretenciosas. Ahora todo son sitcoms y reality shows. En fin, será cuestión de adaptarse a los nuevos tiempos.... y apagar el televisor para siempre.

domingo, enero 15, 2006

La Pausa Comercial de los domingos

Bueno, ahora toca la pausa publicitaria del Domingo.

En esta ocasión, les regalo un trocito de pausa comercial que encontré en un cassette que grabé en el 86 de la Radio Portales (Porrrrrrrrrtales, según el locutor). Hay un anuncio musical de Farmacias Brand (?), otro de Pisco Capel (con el famoso slogan "Las Cosas Claras y el Pisco Capel"), uno del suplemento "Tejemaneje" de Las Últimas Noticias y por último un aviso del hipódromo Chile hecho en el mismo estudio con diálogos bastante acartonados y poco creíbles.

Ten en cuenta que la cinta fue grabada hace ahora 20 años de una emisora AM, así que no te quejes si el sonido no es de la mejor calidad.


Por cierto, ¿no tendrá alguno de ustedes o ustedas algún cassette o cinta de VHS vieja con propaganda de la época? Lo digo porque ya me he quedado sin material y me gustaría volver a ver y escuchar avisos de los años ochenta como éste o el aviso de Free que puse la semana anterior. Si es así, déjame tu e-mail (y escribe "arroba" en vez del símbolo @, para evitar que un 'sniffer' te pille la dirección) y me pondré en contacto contigo, ¿ya?