/* Blogger Template Style Name: CabrosDeLos80 Author: Miguel Estrugo URL: www.wintervision.com/~miguel Date: 26/XI/2005 last update: 9/IX/2006 */
Cabros de los 80 -- ¡EL BLOG!

sábado, enero 07, 2006

Refrescándose en los años 80

El de las bebidas refrescantes es un mundo que cambia constantemente. Los publicistas inventan nuevos slogans y jingles, se crean o desaparecen nuevas marcas y los logotipos cambian cada poco tiempo, con la esperanza de que el consumidor al final elija esa marca por encima de las demás. Por tanto, son un icono de la cultura popular de primer orden.

Como es lógico, el mundo cambiante de las bebidas hace que a veces uno se detenga y se dé cuenta de cómo han cambiado los hábitos de consumo de una década a otra. ¿Qué te parece si recordamos juntos cómo eran las bebidas a lo largo de los años 80?

Empecemos por el refresco más básico: el agua. Cuando yo era chico no había ni Coca-Cola, ni Fanta ni "Oranj-Crash" en mi casa, sólo agua y algo de vino y cervezas para mi papá y para recibir alguna visita. En ocasiones MUY especiales, como por ejemplo, en mis cumpleaños, se compraba 'Tang' y hacíamos jugo para ofrecerle a mis amigos.

Creo que a mediados de 1981 compramos una jarra de vidrio y plástico de dos litros, llena de 'Tang' -en polvo, claro-, como parte de una promoción. Aquella jarra estuvo con nosotros durante toooodo el tiempo que estuvimos en Chile hasta que la tiramos en Febrero de 1988, cuando nos deshicimos de lo que no nos llevaríamos con nosotros. Ahora la echo de menos. ¡Las cosas de la nostalgia!

Los primeros años que pasamos en Chile íbamos al Jumbo que había en la Avda. Pte. Kennedy (cuando yo era chico pensba que "pte." significaba "puente") y nos volvíamos con toda la compra de la semana metida en el baúl del Renault 18 de mi papá. Nunca faltaban las botellas grandes y pesadas de "Agua Mineral Porvenir", sobre todo sin gas, muy populares en la época, con su etiqueta de colores blanco y rojo, para el agua sin gas y blanco y azul para el agua gasificada. Cuando era chico, y por insólito que parezca, no me gustaban las bebidas con gas, así que cuando salíamos a comer a un restaurante lo que pedía para beber era siempre un néctar de durazno -casi siempre de la empresa "Néctares Andina", pero a veces también de "Watts"-. Pero, eso sí, en cuanto terminábamos íbamos mi hermana y yo a pedirle al camarero que nos diera las tapitas que ellos normalmente deshechaban en cuanto abrían las botellas. Y había camareros que nos las daban y otros que no.

Antes que aparecieran botellitas desechables, latas y botellas de plástico, las tapitas de los refrescos eran un tesoro en ciernes para los más pequeños. Las principales marcas solían usarlas para sus promociones, ya sea imprimiendo los premios en su lado interior o bien canjeándolas directamente por premios. De las muchas promociones que lanzó la omnipresente Coca-Cola recuerdo unas cuantas, como aquella en la que venían letras impresas y sólo visibles con un 'visor especial' -es decir, un celofán rojo-, en la que había que juntar todas las letras de una palabra como 'stereo' o 'bicicleta' para canjearlas por ese mismo premio, o bien aquellas botellitas que aparecieron, creo, entre el 82 y el 83, exactamente iguales a las de verdad pero de 5 ó 6 centímetros de altura. Creo que tuvieron tanto éxito que algunos años después volvieron a sacarlas. Otra de las promociones de Coca-cola fueron los Sniks, a los que ya he dedicado un artículo en este blog.

Con todas esas promociones, todos los cabros y cabras de la época esperábamos con anhelo el momento de destapar una bebida para tomar la tapita y retirar el plastiquito de adentro para ver si habíamos ganado algún premio (lo que nunca sucedió en mi caso).

Pero en Chile no todo eran Coca-Cola, Fanta y Sprite. Los jugos en polvo eran mucho más baratos de comprar y preparar -y además no se les va el gas- y siempre fueron populares, gracias al ingenio de publicistas como los que inventaron el 'jingle' con el que empezaron a anunciar los refrescos Caricia, lanzados por la empresa Carozzi en 1982:

Si tienes sed -- Un litro de sed,
Refresos Caricia, Caricia, Caricia y chao a la sed!

Ese 'jingle' apareció en un aviso de la TV y se hizo tan popular que incluso Don Francisco lo cantaba en su eterno show 'Sábados Gigantes', por lo que no tardó en popularizarse, y durante los veranos los cabros de la época consumimos cantidades industriales del polvito con sabor a fruta disuelto en agua. Y es que estaba muy rico, aunque el sabor a fruta no fuera más que un elemento químico.

¿Y quién no se acuerda del Pepsi challenge, aquella promoción que fue el canto del cisne de la compañía en Chile? Tal vez en los EE.UU. haya sido un éxito fenomenal, pero por estos lares la promoción no consiguió que al final Pepsi se retirara de Chile por un tiempito...

...dando lugar a que la compañía que la embotellaba acá en Chile decidiera reemplazarla por el que se convirtió en el icono de los años ochenta en Chile: la bebida Free, con su comercial que llegó de improviso, como un cañonazo, en una época en la que la juventud quería romper las cadenas -sobre todo mentales- que la habían mantenido atada durante tanto tiempo, reflejo de una contracultura efervescente que empezaba a florecer en Chile, siguiendo el ejemplo de otras ciudades latinas como Buenos Aires y Madrid... Pero eso merece un artículo aparte. Y la bebida Free merece otro más.

Ahora, si me dan un par de horitas, reemplazo esta imagen estática que hay arriba por el comercial -en vivo-, como avant premiére de cierto proyecto que estoy desarrollando para complementar este blog... Espérenme un momentito, ¿ya?

viernes, enero 06, 2006

Cabros de los 80 ya tiene mascotas

Estimado amigo lector:

Permíteme que te presente a un par de criaturitas
que he dibujado para que sean las 'mascotas' de este blog. un cabro y una cabra, y, por supuesto, ambos son de los 80. ¿Te gustan?

La idea para dibujar estos personajitos vino de una conversación a través de Internet con mi amigo y colaborador en este blog Fernando Meza y el no menos famoso Chere. Verás, resulta que desde que era muy chico me ha gustado muchísimo dibujar historietas de animalitos (tradición que aún continúo), y Fernando recordó una en particular protagonizada por una cabra humanizada que dibujé en el 93 ó 94, o, más precisamente, un cabro. La conexión con este sitio vino casi de inmediato, y se me ocurrió dibujar unos 'cabritos' para convertirlos en las mascotas de Cabros de los 80. Y aquí están.

En el futuro, si el tiempo lo permite, procuraré usarlos para ilustrar algún que otro artículo. Y, si las cosas salen bien y este blog 'prende', incluso podría plantearme el sacar algunos diseños de camisetas con estos personajes. ¿Te atreverías a vestir una camiseta que clame tu orgullo por ser un cabro de los ochenta? ¿A que es una idea tentadora?

Mejor agarro el lápiz otra vez y me pongo a dibujar, a ver si se me ocurre algo original y divertido. ¡Te veo dentro de un rato!

jueves, enero 05, 2006

Mis primeras experiencias con... los videojuegos

Se dice que la primera vez nunca se olvida. Eso es bastante cierto, amigo lector, porque aún tengo fresco en mi memoria el recuerdo de mis primeras experiencias con... los videojuegos, que ahora están presentes hasta en la micro gracias a los teléfoinos móviles y PDAs, pero que no irrumpieron en la vida de la gente normal, como tú o como yo, hasta los años 70.

Vayamos a 1977. Mi familia, que por aquel entonces aún vivía en España, me llevó de visita a Toledo, que para mí y mis cinco añitos de vida no era más que un montón de casas viejas con puertas muy grandes y muchas calles empedradas. Pero cuando entramos en una cafetería, me llamó la atención algo que se parecía a un televisor blanco y negro metido en una caja casi vertical de madera con un volante en la parte de abajo, en cuya pantalla se veían dos autos blancos que se perseguían el uno al otro en un circuito de puntitos. Por más que le rogué a mis padres que me dieran una moneda para echarla a la máquina y manejar uno de esos autos, no me dieron nada, así que me pasé todo el rato que estuvimos en esa cafetería hipnotizado, mirando cómo los autos se perseguían el uno al otro en esa pantalla mientras el circuito cambiaba cada treinta segundos o algo así. Lamentablemente, dado que sólo estuvimos como un cuarto de hora en esa cafetería, no pude recordar más detalles de aquel juego, que nunca más volví a ver. De todos modos, ese fue el primer videojuego que vi con mis propios ojos.

Ahora, casi 30 años después, y después de buscar en Internet como durante un lustro, he encontrado el nombre de ese antiquísimo juego: se trata del Gran Trak 10, fue creado por Atari (cómo no) en ¡1974! y, como dato curioso, aún no tenía procesador central, todo el juego estaba impreso en circuitos de tamaño natural, lo que hacía que el armatoste pesara unos 200 kilos.

Tuve que esperar hasta Agosto de 1980 para jugar con un videojuego por primera vez. En aquel entonces yo y mi familia estábamos en Buenos Aires, y fuimos a visitar a otra familia que eran o amigos o clientes de mi padre, que tenían también niños de mi edad... y entonces vi un clon del famoso Pong conectado al televisor de aquella familia (No se olviden que por aquella época cada familia tenía UN televisor). Cuando lo ví funcionando, me pareció casi mágico: tomabas el mando, le dabas la vuelta a la rueda que tenía -puesto que no había palanquita- y la barra blanca que aparecía en la pantalla de la TV se movía arriba o abajo. Es más, había un punto -más bien un cuadrado- que se movia alrededor de la pantalla y tenías que darle con esa barrita, si fallabas, entonces la máquina le anotaba un punto a tu oponente. Hoy en día suena casi estúpido, pero estamos hablando de la época en la que los Village People estaban de moda, se acababa de estrenar El Imperio Contraataca y el juego portátil más popular de la época eran los Kalkitos, así que yo y cualquier otro cabro chico nos quedábamos embobados al ver ese tipo de juegos y al oir sus electrónicos pitidos, verdadero heraldo de los videojuegos que vendrían después. Permítanme compartir con ustedes la experiencia con esta versión de Pong en Flash que encontré.

Poco a poco los videojuegos pasaron a ser parte del paisaje y de la experiencia de la gente. Me acuerdo de un aviso que vi cuando ya estaba en Chile, aviso de los primeros cajeros electrónicos que trajo el Banco de Chile, acerca de un tipo que se iba a Viña del Mar ("Oooooh - Viña del maaaar", cantaba el tipo todo el rato) y sacaba plata de uno de esos cajeros mientras su mujer, no muy enterada de las nuevas tecnologías, le retaba por estar "jugando a los marcianitos".

El primer juego de recreativa que jugué fue precisamente una variación del famoso "Space Invaders", el recordado Galaxian, que era realmente innovador para la época, porque usaba -colores- de verdad generados en la propia máquina, en lugar de usas esos celofanes que se ponían en la pantalla para dar "color" a las pantallas. Otra de las cosas que me llamaron la atención fue la melodía que se oía cuando el juego empezaba, todo un logro técnico para la época:



El año era 1981, y el mes, Agosto. Como ven, se me quedó bien grabado en mi memoria.

En Octubre de 1985, me compraron un Atari 800XL con disquetera 1050 y unos pocos juegos que, por supuesto, eran piratas. Esos juegos venían con un diskette de software de demostración que incluía herramientas tan sofisticadas como un editor de gráficos escrito en Basic -y que he estado buscando como loco los últimos tiempos-. Una vez que instalé la computadora y la disquetera y la enchufé al televisor, y aprendí el truquito del botón "Option" para que leyera el disquete, el primer juego que jugué en el Atari 800XL era el "Planetary Defense", y luego el "River Raid" que era mucho más entretenido. Y ahí empezó una relación de amor entre mi Atari y yo que aún pervive. A pesar de que mi pobre Atari murió 'aplastado' por la furia vesánica de mis hermanos chicos en 1992, rescaté su alma en un emulador y aún hoy sigo jugando todos aquellos juegos que en su momento fueron memorables y hoy día siguen entreteniéndome más que los sofisticados juegos actuales, llenos de luces y efectos 3D y sonidos estereofónicos, creados por un ejército de programadores, artistas y especialistas, pero sin la gracia de aquella época en la que todo estaba por ser inventado, no había fórmulas probadas y seguras y los programadores suplían la falta de recursos informáticos con muchísimo ingenio.

Ha pasado mucho tiempo, y he jugado muchísimos otros videojuegos, pero ninguno de ellos logró reproducir aquellas primeras experiencias, tan intensas cuando se es chico.

martes, enero 03, 2006

Los personajes más idiotas de los monitos animados - Gleek

¿Quién se acuerda de Gleek? ¿No les suena ese nombre?

A ver, hagamos un poquito de memoria. Retrocedamos en el tiempo hasta hace unos 25 años, antes incluso de que llegaran las series con merchandising incorporado a Chile. Sí, sí, antes incluso que He-Man, los Cariñositos y los Pitufos. ¡Qué epoca tan salvaje y atrasada!

Encendamos la televisión y pongamos el canal Siete -en Santiago- a eso de las once y media de la mañana, para ver el 'matinal infantil'. Ahí está. ponen monitos animados de Hanna-Barbera.

Fíjate, están poniendo los Superamigos. Detengámonos un momento en ese show. La mayor parte de los personajes son muy familiares porque son los superhéroes de la DC. Por cierto, me cargan los superhéroes con su aire de superioridad y sus superpoderes y sus superegos. Pero, eh, olvidémonos de mis manías y veamos la introducción del programa. Ahí aparece Superman, SIEMPRE con los brazos en jarra, como diciendo "aquí estoy yo". Y Batman y Robin. No sé por qué narices Robin nunca usa pantalones, qué cabro depravado. A lo mejor el depravado es Batman. Aj, dejémoslos de lado. También está la Mujer Maravilla y Aquaman. Todos personajes famosos dentro del mundo de los comics USA. Bueno, tal vez Aquaman no lo sea tanto, pero eso no importa.

¡Fíjate! ¡Hay una pareja de adolescentes que se parecen demasiado al mister Spock de Star Trek! Se llaman Zan y Jayna, y son los 'super-mellizos'. ¿Y de dónde salieron? ¿qué pintan en ese show? ¿Hacen algo interesante? Hmmm, más bien no, sus superpoderes son ridículos. Ella se transforma en un animal y él en... agua. O hielo. O vapor. O cualquier cosa relacionada con el líquido elemento... como... una antena parabóloca de hielo. Algo es algo.

¿Y qué es esa cosa chillona que está con ellos, con esa sonrisa estúpida, que se parece a una versión azul de los sniks? ¿Un mono? Síii, un mono azul. No un gorila o un orangután, nooo. UN MONO. y además, AZUL.

Pues ese es Gleek, mi querido lector. Otra más de las atrocidades con la que Hanna-Barbera nos obsequió en los 70 y 80, otro de los candidatos al trofeo de personaje más idiotas de los monitos animados, con tantos méritos o más que Scrappy Doo para ganar.

¿Y qué hace un mono azul combatiendo el crimen (jaja, jejeje) al lado de nada menos que Superman? Si quieren, les cuento.

Todo empezó en 1960, cuando la DC comics presentó un comic-book llamado "Justice League of America", protagonizado por un equipo de superhéroes, similar al que la Marvel lanzaría poco después con el título 'the Avengers'.

En 1973, la productora de dibujos animados Hanna-Barbera adquirió los derechos de los personajes de la DC, y presentó al canal ABC la serie "Super-Friends", basada en ese cómic. El canal aceptó y la serie estuvo en el aire hasta la temporada 85-86, con cambios notables en su elenco a lo largo de su historia.

Para ajustarse a los estrictos cánones impuestos a la televisión infantil estadounidense a partir de los años 60, Hanna-Barbera rebajó la violencia e introdujo personajes con un propósito eminentemente cómico. Entre 1973 y 1976, por ejemplo, este rol recayó en los "super-amigos junior", que consistían en una chica lista, un adolescente larguirucho y medio bobo y un perro cobarde que...

...bueno, sí, personajes calcados de Wilma, Shaggy y Scooby doo, que Hanna-Barbera introdujo esperando repetir el éxito de esa serie. Pero fueron reemplazados en 1977 por los super-mellizos cursis y su mono espacial, que continuarían en el elenco hasta 1983, para tormento de la audiencia.

Me acuerdo con claridad que tanto Gleek como sus dueños Zan y Jayna eran inútiles e incompetentes, y además sus chistes -porque estaban para eso, para contar chistes- no hacían gracia. Acá tienen un ejemplo en RealVideo que encontré en una página que ridiculiza a los super-amigos. Cada vez que la narración se detenía en ellos tenía la misma sensación que tendría si un gordo se cruzara en la pantalla y me tapara la pantalla, y me ponía impaciente esperando que la atención volviera a los superhéroes 'de verdad'.

Siempre anhelé que llegara un episodio en el que los verdaderos superamigos se pusieran de acuerdo y les dieran una super-paliza a los tres, pero sobre todo al mono-payaso Gleek, por estúpido y fome, y que luego los pusieran en órbita alrededor de Saturno de una patada en el trasero. Pero ese episodio nunca llegó, y se convirtió en un trauma de mi niñez, que ha persistido hasta que encontré este dibujito de Frank Cho:


Y ahora les tengo que dejar. Escribir acerca de personajes tan infames me deja deprimido, así que voy a ahogar mis penas emborrachándome con la bebida 'Free'.

lunes, enero 02, 2006

El valor de las moneditas cuando eres chico

En los EE.UU. las monedas han cambiado poco en su aspecto a lo largo del tiempo. El diseño actual de las monedas de un centavo fue introducido en 1959, las de cinco centavos en 1938, las de diez centavos son del 46 y la de 25 centavos es de 1932. Desde entonces todas esas monedas continúan circulando en aquel país sin cambios notables.

En Chile, la inflación y la devaluación hizo que las monedas tengan en general una vida mucho más corta. Cuando Chile se independizó de la corona española, se adoptó el peso de plata y el escudo de oro como monedas oficiales, cuyos valores estaban respaldados por el metal en el que estaban hechas. En 1851, se declaró el peso como moneda nacional, que se mantendría por más de un siglo, aunque en la década de los cuarenta la moneda dejó de estar hecha de metales preciosos para tener sólo un valor nominal, relativo a otras divisas, que se iría devaluando con los vaivenes de la economía mundial y nacional.

Don Jorge Alessandri, en un intento por sanear la deteriorada economía chilena, reemplazó en 1960 el peso primigenio por una nueva moneda llamada Escudo, que lamentablemente continuaría cayendo de forma cada vez más acusada por causas tanto internas como externas, hasta que el gobierno de Pinochet reestableció el peso en 1975. Así las cosas, un peso chileno 'actual' equivale a mil escudos de los antiguos y diez mil pesos de los de antes de Alessandri... lo que significa que un boleto de micro costaría hoy en día tres millones setecientos mil pesos de los de 1942, cero más o cero menos.

Pero concentrémonos en las monedas de los años 80. Yo llegué a Chile en el 81, como creo que ya he mencionado, y recuerdo que las monedas más abundantes eran las de 1, 5 y 10 pesos. Y eran grandotas, tanto como su valor relativo para un cabro chico por aquellos años. Con una de esas monedas de un peso, de color plateado, te daban dos calugas en los quioscos, más que suficiente para saciar el hambre en el recreo. O un chicle-globo 'Dos en Uno', que por aquel entonces sólo venía en dos sabores, de menta, con su envoltorio dorado y verde; o de frutilla, con sus colores rojo, blanco y azul, así que esas monedas no eran tan despreciables como uno se pueda creer.

Las monedas de 5 y 10 pesos acuñadas antes de 1980 eran aún más grandes. Su diámetro era más o menos como las monedas de 500 pesos de ahora, pero como a la vez eran menos gruesas, su aspecto era más de tapa de alcantarilla que las de ahora. En aquellos años, 10 pesos era lo que valdría una ficha para jugar en los salones de recreativas como el salón 'Delta' que pusieron en el Parque Arauco y al que siempre me escapaba -más para ver jugar a otros que para jugar yo mismo- cuando mi familia me llevaba allá, porque el 'vitrinear' no es algo que me entusiasme demasiado.

He rescatado los restos de un viejo ejemplar de Las Últimas Noticias que tenía guardado en un cajón, con lo que les puedo contar algunos otros precios en la época... veamos... Poner un aviso en los clasificados del diario costaba $10 por palabra. Un ejemplar de este diario costaba $20. Una casa en Quilicura de tres dormitorios, living-comedor y un baño se arrendaba por $10.000. Vendían un Mini del 69, "impecable", por $70.000, y pedían $650.000 por un departamento de tres dormitorios en Renca. Hoy en día estos precios parecen risibles, pero no nos olvidemos que en aquella época los sueldos eran también proporcionalmente bajitos, tal vez incluso más que ahora, así que vivir en aquella época no es tan apetecible como pueda parecer a simple vista.

A causa de la devaluación e inflación que sacudió a Chile a comienzos de los ochenta, aquellas monedas grandotas no tardaron en valer cada vez menos hasta llegar al punto en el que el metal del que estaban hechas valía en el mercado de metales más que el valor nominal de las monedas. Por ello, se sustituyeron a partir de 1980 por otras monedas, doradas esta vez, más chiquititas y manejables (17 milímetros para la de un peso, 19 para la de cinco y 21 para la de 10). Recuerdo, por ejemplo, que en quinto año mi curso organizó una colecta voluntaria en la que todos teníamos que pagar 10 pesos por semana para organizar una fiesta cuando el curso terminara.

En septiembre de 1981 se introdujo la moneda de 50 pesos, ambicionado tesoro para los cabros de la época que podían cambiar esa moneda 'morena' por un delicioso completo con abundante chucrut y mayonesa. Además, el mínimo imprescindible para un viaje en taxi a mediados de los 80 era esa cantidad. Todos los taxis de Santiago tenían una gran pegatina amarilla y negra pegada en el lado derecho del parabrisas con una figura que parecía una estilizada 'bandera' de taxímetro bajada y un enorme "41" en letras negras, que significaba que ése era el precio a partir del cual el taxímetro empezaría a contar. Aunque ese es un detalle menor, puesto que siempre que tomábamos un taxi, lo hacíamos acompañados de mayores y eran ellos los que se encargaban de pagar la carrera.

La moneda de 100 pesos apareció en 1984 y reemplazó al popular billete con la efigie de Don Diego Portales (del cual me llamaba la atención su enorme nariz; no me culpen, yo sólo era un cabro chico), y era tan rara de ver en las manos de un cabro chico que el que lo tenía podía presumir de 'platudo' y disfrutar de una gran popularidad hasta que se le acababa la plata. Mientras que el billete sólo estuvo entre nosotros unos cuatro años, la moneda que lo reemplazó ha continuado en circulación por más de dos decenios y no ha sido reemplazada por la nueva 'bicolor' hasta el 2000.

Déjenme mencionarles un pequeño detalle que a lo mejor a algunos de ustedes han pasado por alto. Durante el gobierno de Pinochet, las monedas de 5 y 10 pesos siempre mostraron en su cara superior la imagen de un ángel rompiendo las cadenas que aprisionaban sus muñecas junto a la leyenda "LIBERTAD". A los lados de esa alegoría, se puede leer una fecha diminuta: 11-IX-1973.... un mensaje bastante poco sutil acerca de cómo se veía el régimen militar a sí mismo, ¿no les parece?

(La mayor parte de la información e imágenes en este artículo han sido tomados de La Página Numismática de Gamalier, así que vayan y échenle un vistazo y denle las gracias de mi parte).