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Cabros de los 80 -- ¡EL BLOG!

sábado, enero 14, 2006

Mi bicicleta BMX

Cuando estás entre los 9 y los 12 años, cuando estás en esa edad dificil en la que empiezas a hacerte 'un niño mayor' aunque no eres todavía maduro, cuando te mandan todo el tiempo a hacer pequeños recados a la tienda de la esquina -guardándote el vuelto como justa recompensa-, cuando consideras un chico/a con un año menos que tú 'un pendejo'... tener una bicicleta el no va más de la libertad y la autonomía.

Y si estamos en los años ochenta, esa bicicleta TIENE que ser una BMX, o sea, 'de bicicross', ahora tan rara de encontrar, pero que era todo un fenómeno juvenil antes de la llegada de las 'mountain bikes' a partir de los 90.

Yo tuve una "Bianchi BiMX" que me compró mi papá en 1982 como premio a haber aprendido a andar en bicicleta yo solo, sin ayuda de nadie, en el campo de mi tío durante mis vacaciones en España en Agosto de aquel año. Mi bicicleta era una BMX de cabo a rabo, pequeña, ágil, robusta, sin suspensiones, de piñón fijo, de color gris metalizado, con guarnecidos de gomaespuma forrada en nylon rojo en la barra -¿para proteger mi entrepierna en caso de accidente?-, con ese manubrio enorme, también guarnecido, que mantenía mi espalda vertical y la hacía muy agradable para pasear. Mi bicicleta era mi pasaporte a la autonomía, mi primer vehículo, mi orgullo, mi pasión y mi deporte favorito en los veranos.

Pero también había otras marcas: las bicicletas más populares en Chile eran las "CIC" (que tenía un jingle que decía "¡Bi-cic-cross! ¡Resistente, velocísima, Bi-cic-cross!") y las 'Oxford' que por la época también hacía bicicletas BMX. La mía era una Bianchi, hecha en Italia, marca que también era -y sigue siendo- popular en el Chile de la época.

¡Cuánto disfruté de esa bicicleta! Subía con un vecino mío por la cuesta al cerro San Cristóbal, jadeando los dos como locos, para luego tirarnos cuesta abajo con alegría suicida, sintiendo cómo el viento nos daba en la cara a medida que adquiríamos más velocidad. O bien iba al Unimarc de Vicuña Mackenna norte a comprar 'Fonzies' cuando tenía algo de plata encima. Me pasaba las tardes enteras de verano pedaleando de arriba abajo, e incluso iba a visitar a un compañero de curso que vivía lejísimos, en la zona de Kennedy con Manquehue, una hazaña digna de admirar porque yo vivía en la zona de la Costanera, a mucha distancia.

Precisamente ahí, en aquella época, había un eríazo enorme que era usado para la feria semanal. Un día descubrí que la Municipalidad había hecho un trazado de bicicross en ese mismo sitio, probablemente para algún campeonato local -por aquellos años el bicicross era enormememte popular entre los cabros de la época y las municipalidades hacían actividades de ese tipo dia sí, día no-. Cuando el campeonato terminó, se llevaron las gradas, los anuncios de Coca-Cola y toda la demás parafernalia, pero dejaron la pista de barro intacta, gratis para todo aquel con una bicicleta. Esa fue la primera vez que puse a mi querida Bianchi a prueba en un circuito de Bici-cross de verdad. Y la cosa fue más o menos no más, porque siempre he sido prudente para arriesgarme. ¿Sabes qué te digo? Que eso del bici-cross es bastante entretenido.

Otro recuerdo que tengo de esa pista, aunque no tan agradable, es que intentaron robarme la bicicleta a la salida de ese circuito. Dos tipos salieron de la nada, agarraron la bicicleta por las ruedas, la voltearon -conmigo encima- y luego me dieron una soberana paliza de combos y patadas durante 30 ó 40 segundos para que la soltara. Aunque cuanto más me pegaban, más me aferraba a mi bicicleta con todas mis fuerzas. Al final apareció mi compañero en mi ayuda, los cogoteros arrancaron, y me quedé en el suelo llorando de dolor y rabia. Pero al menos había defendido con honor mi bicicleta. Aunque, eso sí, se me quitaron las ganas de escaparme a aquella pista, que desaparecería después engullida por los apartamentos que construyeron en el eriazo.

Luego crecí, y la bicicleta quedó arrinconada hasta que nos fuimos de Chile en el 88. He tenido después otras bicicletas, incluida alguna mountain bike, pero ninguna era tan cómoda y se manejaba tan bien y con tanta precisión como aquella vieja Bianchi BMX.

jueves, enero 12, 2006

Álbumes de Figuritas (I)

Las figuritas eran uno de los hobbies favoritos de la generación que fue niña durante los años 80.

Si tú, estimadísimo lector o lectora, coleccionaste estampitas cuando eras chico/a, sabrás que la emoción que se siente cuando tus papás te regalan un álbum es indescriptible. Como lo es el hojear sus páginas cuando está nuevo. Y también conocerás el cosquilleo en la guata al abrir un sobre de figuritas, la alegría que sientes cuando encuentras una que no tienes, el relegar al 'montón' las que tienes repetidas, o el orgullo sientes cuando, después de un tiempo, el álbum 'engorda' con el peso añadido de las figuritas. Te habrás enojado si usaste cola fría en vez de Stick-fix para pegar las estampitas y te encuentras un día que las hojas se te han quedado pegadas y se rompen cuando intentas despegarlas. Y, claro, también habrás llevado tu montón al colegio, para jugártelas con tus compañeros de curso durante el recreo o en la misma liebre que te trae y lleva del colegio.

Mi primer álbum fue el "Formula 1 Grand Prix" que sacó Figurine Panini en 1980, pero que aún se vendía en Chile en el 81. Yo le había estado dando la lata con tenacidad infantil a mi madre durante semanas para que me lo comprara, porque veía jugar a los demás niños con las figuritas en el colegio y quería participar en ese mundillo. De hecho, lo primero que le preguntaba a mi mamá cuando la liebre me dejaba en casa era eso, ¿Me trajste el álbum?

Ese día de Abril de 1981 le pregunté a mi madre cuando regresé del colegio. Ella me respondió que no. Me enfadé un poquito, me fui a mi pieza para dejar la mochila, el saco y la corbata de mi uniforme de tercer año básico del Colegio San Pedro Nolasco... y, ahí, encima de mi cama estaba el álbum, con cinco o seis sobres alrededor, que mi madre había puesto el cariño que sólo una madre puede brindar, para darme una sorpresa. ¡Qué alegría! Como es lógico, volé hasta la sala y le di un abrazo enorme a mi madre. Mi hermana también tuvo su propio álbum ese día, el "I love you" de Sarah Kay (al cual pienso dedicar mi próximo artículo), por lo que mi hermana y yo pegábamos las figuritas nuevas en nuestros álbumes los fines de semana de aquel año mientras veíamos 'Los Pitufos' y el 'Magnetoscopio Musical' al mediodía.

"Formula 1 Grand Prix" me familiarizó con nombres como René Arnoux, Nelson Piquet, Emerson Fittipaldi y Carlos Reutemann, las escuderías para las que corrían -con autos que por aquel entonces eran ultra-modernos- y los circuitos en donde la temporada se correría, con nombres tan exóticos como Kyalami y Watkins Glen. Y, por supuesto, me hizo seguir con la serie de monitos animados "Super Grand Prix" que se estrenaría poco después en el canal UCV (serie que, por otra parte, distribuye en Chile Quality Films junto con muchas otras series de la época).

Y en el colegio, pronto aprendí a jugarme las estampitas con mis compañeros en los recreos. Repasaba los montones que mis amigos tenían hasta que encontraba una que me interesaba. Entonces, venían las palabras mágicas, "Te juego esta por (x) mías", y empezábamos a negociar hasta que alcanzábamos un acuerdo. Entonces poníamos las figuritas en un montón en el suelo, banco, escritorio o cualquier otra superficie plana, hacíamos un rápido 'ca-chi-pún' (abreviado a 'chún!') para ver quién empezaba, e iniciábamos el juego, dándole manotazos al montón para voltear el mayor número de figuritas posible. En la hora del recreo, nuestro patio se llenaba con el sonido de esos manotazos -¡plaf!¡plaf!- y el ocasional "¡Voltereta repite!" que se voceaba cada vez que una figurita daba una vuelta completa en el aire.

A medida que pasó el tiempo la manía por coleccionar figuritas se me pasó, sobre todo porque había completado las tres cuartas partes del álbum y todas las figuritas que conseguía me salían repetidas. Y para colmo, el "Grand Prix" ya había pasado de moda, no se vendían más sobrecitos y mis otros compañeros dejaron de traer esas estampitas al colegio, reemplazadas por las colecciones que sacaron después. De hecho, al año siguiente, mi madre me compró el álbum del mundial España 82, pero como ya estaba escamado por lo que me pasó con mi primer álbum, no le presté demasiada atención. El álbum se me perdió un buen día y ya no me acordé más ni de él ni de las figuritas, desplazadas en mi lista de prioridades por las revistas Disney y el Condorito. Además, ya estaba en cuarto año y eso de juntar figuritas se consideraba "de cabros chicos". Irónico, ya lo sé, pero el pasar de un año a otro a uno le hace pensar que es más maduro y serio.

De todos modos, tanto la chilena Salo Editores como la italiana Figurine Panini han seguido lanzando álbumes hasta el día de hoy, basados en series de dibujos, producciones populares para el público infantil y en el deporte, con álbumes dedicados a ligas, copas mundiales o equipos como el Colo Colo, y siguen siendo muy populares entre los niños de todo Chile.

Y eso es porque, para un cabro chico, hay pocas emociones comparables a la que se siente al abrir un sobre de estampitas, sea hoy día, en los años cuarenta o en nuestra querida y añorada década de los 80.

martes, enero 10, 2006

Un hecho - El arsenal de Carrizal Bajo

El día 6 de Agosto de 1986 Carrizal Bajo, un tranquilo pueblo de pescadores en la tercera región, desconocido por la mayoría de la población, pasó a acaparar el centro de la atención nacional. El CNI acababa de descubrir un enorme arsenal, nada menos que 80 toneladas de material bélico de primera calidad: 3.383 fusiles M16A, 146 fusiles FAL, 123 lanzacohetes RPG-7, 2.400 paquetes de medio kilo de dinamita, 180 lanzacohetes M72 LAW, 800 kilos del explosivos C-4, suficientes para volar varias cuadras de edificios, dos mil granadas de mano y munición en abundancia para esas armas. Durante las semanas siguientes se encontraron más arsenales distribuidos a lo largo de Chile, pero ninguno alcanzaba ni de lejos la importancia de éste.

El descubrimiento de este arsenal puso en guardia al gobierno militar, que no dudó en endurecer la represión contra cualquier tipo de oposición hacia el orden establecido viniera de donde viniera. La tímida apertura hacia la democracia -manifestada por publicaciones críticas con el gobierno militar como "Fortín Mapocho", "Apsi" y "Cauce"- fue cerrada de un portazo, y las palabras como 'toque de queda', 'allanamiento' y 'ley marcial' se hicieron comunes para los chilenos, sobre todo después del fallido intento de asesinato de Pinochet en el cajón del Maipo unas semanas después. Además, las fuerzas de oposición moderadas -léase la Alianza Democrática- decidieron distanciarse de los grupos de extrema izquierda que proclamaban la lucha armada como camino para recuperar la democracia.

Detrás de ambas acciones -el desembarco del material bélico y la emboscada en el cajón del Maipo- estaba el Frente Patriótico Manuel Rodriguez, un grupo armado de resistencia contra el gobierno establecido en 1983 por el Partido Comunista chileno y respaldado desde La Habana con el beneplácito de la URSS. No nos olvidemos, estimado lector, que estamos hablando de los años 80, de la época de personajes como Reagan, cuando las grandes potencias usaban el tercer mundo como un enorme tablero de ajedrez y apoyaban a déspotas leales e intentaban derrocar regímenes contrarios financiando movimientos insurgentes, es decir, grupos guerrilleros con tácticas a menudo terroristas. Tanto el régimen de Pinochet como los propósitos del FPMR eran precisamente parte de ese gran juego entre las potencias.

El FPMR fue concebido en La Habana en 1974, en un encuentro entre Castro y dirigentes del PC exiliados después del golpe de estado. A partir de entonces, tanto en Cuba como en la República Democrática Alemana, docenas de jóvenes exiliados recibieron entrenamiento paramilitar, e incluso combatieron en Nicaragua, preparándose para volver a Chile con el fusil en la mano y derrocar el gobierno de Pinochet. Los primeros "comandantes" empezaron a entrar a Chile de forma clandestina entre Julio y Septiembre de 1983, y dijeron 'aquí estoy yo' cuando una serie de bombas en torres eléctricas dejaron a oscuras las regiones centrales.

La violencia y la sofisticación de las acciones del FPMR fueron en ascenso: en sus primeros cuatro años, el grupo armado cometería nada menos que siete mil atentados. Yo recuerdo dos en particular: En una ocasión intervinieron la señal de audio de Televisión Nacional a la hora del noticiero, y una grabación de propaganda reemplazó la voz de los presentadores de las noticias. La otra fue cuando dejaron la zona central del país a oscuras pocos minutos después de la medianoche del 31 de Diciembre de 1985, ¿te acuerdas?

Por llamativas que fueran las acciones del Frente Manuel Rodríguez, todo aquello era sólo la preparación para lo que la cúpula directiva planeaba hacer en Chile: derrocar el régimen militar e instaurar en Chile una república socialista al estilo de la cubana, y cuanto antes mejor, porque la oposición moderada al gobierno militar estaba ganando terreno con iniciativas, como el Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia, que term,inarían desembocando en el plebiscito de 1988. Por tanto, el PC se fijó como objetivo el derrocar a Pinochet en 1986, el que ellos llamaron "El Año Decisivo".

El desembarco del material bélico desde un carguero cubano en alta mar a la playa de Carrizal Bajo se realizó sin problemas; sin embargo, los componentes del FPMR encargados de recibir el material se comportaron de forma indiscreta e irresponsable, lo que despertó las sospechas de los pobladores de Carrizal Bajo. ¿Quiénes eran estos señores que compraron dos pesqueros y los pagaron en efectivo? ¿Para qué era el equipo de comunicaciones tan caro y sofisticado que encargaron instalar en esos barcos? Desde luego, aquellos bravos combatientes por la libertad no encajaban demasiado con la población local. Aunque lo más llamativo fue cuando arrendaron una avioneta y volaron a Caldera donde se fueron a un prostíbulo a celebrar ¡cantando la Internacional a todo pulmón! Con personajes así, lo raro es que no hubieran sido descubiertos mucho antes.

En fin, el CNI encontró las armas y no tardaron en caer 21 implicados. El golpe para el FPMR fue devastador: no sólo se quedó sin armas para la "Sublevación Nacional" que planeaba; también la ineficiencia demostrada por el equipo calaría hondo en la cúpula del Frente. Si bien pequeños ingresos posteriores de armamento a través de la frontera con Argentina paliaron algo el fracaso, el FPMR nunca pudo recuperarse, ni material ni moralmente. 1986 fue un año decisivo, sí, pero no en la forma que el Frente esperaba.

En fin, pasados los años y reinstaurada la democracia en Chile, el FPMR se escindió en dos facciones: una pasó a ser un partido político situado a la izquierda del Partido Comunista, y la otra aún abraza la lucha armada, aunque con argumentos más bien poco convincentes.

Pasados ya casi 20 años desde el hallazgo de aquel arsenal, me pregunto qué habría pasado si el Frente hubiera conservado el desembarco en secreto y las armas hubieran sido distribuidas entre los comandos. ¿habría conseguido el FPMR derrocar al régimen militar? ¿Habrían sido barridos por las FF.AA., bastante bien equipadas y entrenadas? ¿Se habría empantanado la situación durante décadas, tal y como pasó en Colombia? ¿Volvería Chile a una época de terror similar a la vivida los meses siguientes al golpe de estado? Lo único claro es que en cualquiera de esas circunstancias el derramamiento de sangre parece garantizado, tanto por las dos partes implicadas como la de la gente que está en medio, las víctimas colaterales de siempre. ¿Y qué habría pasado en Chile si el Frente hubiese resultado victorioso? ¿Se habría fundado una república socialista? ¿Habría intervenido el ejército estadounidense a favor del gobierno militar?

La verdad sea dicha, ninguna de esas alternativas me parece demasiado prometedora, así que te confesaré, querido lector, que me alegra que aquel arsenal de Carrizal Bajo haya sido descubierto hace ahora casi 20 años.

domingo, enero 08, 2006

El primer comercial de Free

Hoy voy a tomar un descansito, pero les dejo un video que seguro que les trae recuerdos de los ochenta.








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