¡Comienza el viaje!
En unas pocas horas, en concreto a las 8 de la mañana -hora romance de verano-, tomaré un tren de RENFE que me dejará en Madrid a las 14:30, donde me recogerá mi hermana, que vive en esa ciudad, y pasaré la tarde en con ella y sus tres hijas, que, claro está, son las mejores sobrinas que un tío puede tener.
Al día siguiente, es decir, el Viernes, iré al aeropuerto de Madrid-Barajas a media mañana para esperar hasta que el avioncito que ven ustedes a la derecha de este texto despegue, con destino a Santiago de Chile, donde espero estar, Dios mediante, aproximadamente a las siete y media de la tarde del mismo viernes.
Así las cosas, espero pasar unos días muy agradables en compañía de los chilenos y chilenas que conozco, y otros que espero conocer en persona, y volver a nutrirme de la cordialidad y la calidez humana característica de esa gente que vive arrinconada entre las alturas de vértigo de los Andes y la profundidad azul del Océano Pacífico.
¡Nos vemos!